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image Por Red PaPaz Administrador
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30 August, 2022

Obesidad y desnutrición: ¿cómo prevenirlas desde los primeros años de vida?

En los primeros años de vida, la alimentación saludable es la base del desarrollo físico y mental. La forma en la que alimentamos a nuestras hijas e hijos en los primeros años de vida puede ocasionar problemas en su salud y en sus prácticas alimentarias durante el resto de su vida. Algunos riesgos se presentarán a corto plazo, pero otros llegarán con los años, incluso durante la vida adulta. Cuando los riesgos son severos,estos pueden atentar en contra de la salud de las personas. 

Uno de los peligros de la alimentación inadecuada es la obesidad, la cual afecta el funcionamiento normal del cuerpo y genera enfermedades incurables. En Colombia más del 50% de toda la población sufre de sobrepeso según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional del 2015. Las causas se relacionan con hábitos de vida sedentarios y con prácticas alimentarias inadecuadas. Según la Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, para el 2020, 7,3% de niñas y niños colombianos menores de 5 años tenía sobrepeso. Este es un valor mayor que el promedio mundial reportado en donde el 5,6% de niñas y niños presentaban sobrepeso (1). Lo anterior, significa un riesgo desde los primeros años de vida para las niñas y niños que sufren problemas de alimentación, y que los llevará a vivir con sobrepeso y problemas de salud en su adolescencia y en la adultez.

Otro problema asociado a una alimentación inadecuada es la desnutrición, la cual es utilizada como indicador del bienestar de un país. Por esta razón, resultan alarmantes las cifras del Instituto Nacional de Salud que reportó que, tan solo en el primer semestre de 2021, se registraron más de 16 mil casos de desnutrición. Dentro de este porcentaje, es preocupante notar que el 65% de los casos corresponden a niñas y niños menores de un año, lo que significa que 10.412 niñas y niños tienen deficiencias en su nutrición, lo cual implica un riesgo para su desarrollo normal y saludable desde sus primeros días de vida (2).

Sin embargo, no debemos pensar que la desnutrición sólo ocurre en hogares que no tienen acceso a los alimentos. En las consultas pediátricas, encontramos una inquietante cantidad de niñas y niños que reportan bajo peso.  Asimismo, los padres afirman que sus hijos tienen problemas de selectividad alimentaria, es decir, que rechazan la comida en general o alimentos muy específicos. Dependiendo de la severidad del caso, estos problemas pueden generar un déficit nutricional en nuestras hijas e hijos debido a que no se alcanzan las necesidades calóricas y nutricionales mínimas que el cuerpo requiere para funcionar correctamente. 

Gran parte de las prácticas alimentarias que ocasionan problemas de sobrepeso y la desnutrición tienen sus orígenes en la primera infancia, niñas y niños entre los 0 y los 5 años, y especialmente en los dos primeros años de vida, por lo que pueden ser prevenidos con pautas de crianza basadas en la alimentación saludable. Por ejemplo, la lactancia materna es de gran importancia para el desarrollo de nuestras hijas e hijos. A través de la lactancia materna, el bebé puede regular la ingesta del alimento, tanto en la frecuencia como en la cantidad, y ello es muy importante para sus futuras decisiones y prácticas alimentarias.

Alimentar a nuestras hijas e hijos con tetero genera un gran inconveniente: es el adulto quien determina la frecuencia, la cantidad y la calidad de la comida. A diferencia de la lactancia materna, que se ajusta al momento de vida de niñas y niños, el consumo de tetero se estandariza de acuerdo a una normativa, la cual, aunque trata de ajustarse al momento de vida de los bebés de acuerdo a sus requerimientos nutricionales particulares, no permiten tener en cuenta el control de ingesta por parte del bebe generando riesgo de sobrealimentación.

Sumado a la lactancia materna como estrategia para prevenir el sobrepeso y la desnutrición desde los primeros años de vida, es importante que conozcamos cómo debe realizarse la introducción de la alimentación complementaria. Actualmente, existe un consenso médico mundial en el que se especifica que, sumado a la lecha materna, los alimentos sólidos y líquidos deben introducirse de forma progresiva. 

Se recomienda que a la niña o al niño se les permita regular el volumen y la proporción adecuada de cada uno de los alimentos, al igual que en la lactancia. Lo anterior, es un aspecto clave en la formación de prácticas y hábitos alimentarios saludables en los primeros años de vida porque permite que las niñas y niños adecúen su alimentación de acuerdo a sus necesidades. 

Si el adulto brinda alimentos en tiempos y volúmenes no adecuados, podemos generar sobrepeso. Es importante tener siempre presente que como adultos fomentamos hábitos en nuestros hijos e hijas, y permitir la autonomía de la alimentación será clave para nuestras hijas e hijos. Por ese motivo, se recomienda no practicar alimentación pasiva (cucharear), ya que esta práctica puede desencadenar actitudes de rechazo a la comida o ciertos tipos de alimentos.

Recordemos que nosotros como adultos podemos controlar qué alimentos les ofrecemos a nuestras hijas e hijos, pero son ellos quienes determinan la cantidad que comen. De esta manera, ofrezcamos siempre alimentos naturales,  mantengamos los horarios y los tiempos para comer, ya que esta es la base para la formación de prácticas y hábitos de alimentación saludables.

Referencias:

1.           Tantengco OA. Decreased global online interest in obesity from 2004 to 2021: An infodemiology study. Obesity Medicine [Internet]. 2022;30. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.obmed.2022.100389

2.           BES. Boletín Epidemiológico Semanal semana epidemiológica 10. 2022 dic.

Escrito por: Álvaro Jácome Gomez 

Médico Pediatra 

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